Bizcocho cuatro cuartos
- 6 huevos (si los huevos son medianos, unos 300 g)
- El mismo peso de azúcar
- El mismo peso de mantequilla pomada
- El mismo peso de harina cernida
Ganache montada
- 580 g de nata líquida (mínimo 35% de grasa)
- 250 g de chocolate de cobertura amargo
Ganache fluida
- 200 g de nata líquida
- 200 g de chocolate de cobertura amargo
- 20 g de glucosa líquida
- 20 g de mantequilla derretida
Elaboración:
Bizcocho
- Primero ponemos el horno a calentar a 180º con aire, mientras preparamos la masa del bizcocho. Es esencial que el horno esté a la temperatura necesaria cuando acabemos de prepararla, pues estas masas montadas no pueden esperar, porque se bajan.
- Cascamos los huevos y los pesamos. Los ponemos en un bol. Pesamos la misma cantidad de azúcar y montamos la mezcla, bien con varillas en robot, bien con batidora de varillas. Batimos hasta que la mezcla haya aumentado de volumen y esté blanquecina y espesa.
- Añadimos al bol la mantequilla en pomada, es decir, muy blanda pero no derretida del todo, y batimos lo justo para que se incorpore.
- Cernimos la harina con un tamizador y la agregamos al bol. Mezclamos con una espátula con movimientos envolventes al tiempo que giramos el bol, hasta que apenas se aprecien grumos de harina.
- Como veréis los moldes no son exactamente de la misma altura, por lo que para que los bizcochos queden bien es mejor poner algo más de masa en el molde que corresponde al pico del corazón (el más alto) y algo menos en el que corresponde a la parte superior del corazón (el más bajito). Así que mejor llenar primero el molde bajo, hasta que falten unos dos dedos para llegar al borde. El resto de la masa se echa en el molde alto.
- Horneamos los bizcochos 30-35 minutos, hasta que estén levados y doraditos. Sacamos y dejamos reposar dentro del molde 10 minutos.
- Extraemos los bizcochos de los moldes. Se despegan muy bien porque el antiadherente es estupendo. Si se agarran un poco, ponemos el molde en vertical y lo golpeamos suavemente contra la encimera, o con la mano a medida que lo giramos, para que el bizcocho se vaya despegando de la pared. Ponemos los bizcochos a enfriar del todo sobre una rejilla.
Ganache montada de relleno
- Partimos el chocolate en trozos pequeños y lo ponemos en un bol que aguante el calor.
- Vertemos la nata en un cazo y la calentamos suavemente, hasta que empiece a hervir. La vertemos de inmediato sobre el chocolate y dejamos reposar 1 minuto.
- Batimos con varillas hasta homogeneizar y, una vez fría del todo la mezcla, dejamos reposar toda una noche en el frigorífico.
- Montamos la ganache bien fría con varillas en robot o batidora de varillas, hasta que espese y coja cuerpo, como una nata montada.
Montaje de la tarta
- Ayudándonos con una espátula, llenamos con la crema de trufa las cavidades de ambos bizcochos, cuidando que la superficie de la crema quede a ras; para ello pasamos un rascador con cuidado. Podemos meter los bizcochos en el frigorífico un rato, bien cubiertos con plástico, para que la trufa quede un poco más firme.
- Tomamos el bizcocho que debe ir encima y le damos la vuelta con cuidado, poniéndolo encima de la otra mitad de bizcocho e intentando que coincida lo mejor que se pueda. Apretamos ligeramente para que se pegue la crema en el interior.
Ganache fluida de cobertura
- Troceamos el chocolate en un bol y ponemos la mantequilla. Calentamos en un cazo la nata con la glucosa líquida hasta que hierva. Vertemos la nata sobre el chocolate y dejamos reposar 1 minuto.
- La glucosa y la mantequilla sirven para darle más brillo a la cobertura acabada. En lugar de dejar enfriar del todo la ganache, la vertemos sobre la tarta cuando aún esté tibia, y la extendemos por encima y por los lados ayudándonos con una cuchara sopera. Para verter la ganache colocamos la tarta sobre una rejilla, así el sobrante escurre. Conviene poner el bizcocho previamente sobre un cartón o similar, para poder retirar la tarta más cómodamente de la rejilla.
- Dejamos que la ganache enfríe del todo a temperatura ambiente. Podemos meter la tarta en el frigorífico mientras la cobertura enfría por completo, pero no nos quedará tan brillante.